Mariana Freijomil
 
  
				
		Enmarcando en una anécdota de apariencia intrascendente, Permiso reflexiona sobre los límites del acto de capturar la realidad más próxima. La escucha y la mirada hacia el ser querido se fragmenta en mil complicidades fingidas, juguetonas, acordadas, robadas. Un pacto de supervivencia que quizás parafrasea al filósofo Stanley Cavell: filmarnos… ¿puede hacernos mejores? Un nuevo e incisivo ensayo sobre nuestra relación con las imágenes.
 
