Jonás Trueba
 
  
				
		Un grupo clase de Bachillerato realiza su particular viaje de fin de curso, que se convierte en un retrato colectivo y antropológico en el que se capturan momentos muy particulares de madurez y desinhibición, de soledad e integración, de amor y crueldad”.
La mirada de Jonás Trueba nos introduce en el universo íntimo de este grupo de jóvenes: desde los viajes en autocar hasta las noches que se convierten en mañanas, desde los ratos muertos por las calles de Granada al nacimiento de posibles amores. Si vamos 28, volvemos 28 es como un baile entre amigos que no quiere acabarse, pero el espectador sabe que la canción no sonará nunca más del mismo modo.
Un film que nos interpela y nos hace sonreír, reír, enternecernos, emocionarnos, porque nos ayuda a revivir la adolescencia, a apreciarla, a elogiarla o a imaginarla de otro modo. Desde la observación y la proximidad, la cámara captura todo aquello que ve al mismo tiempo que nos hace partícipes de un proceso de crecimiento personal en una etapa llena de cambios. Marchamos con los 28 y volvemos formando parte de ellos.
Es una de las cuatro piezas que -por el momento- integran el proyecto Quién lo impide, una llamada a transformar la percepción que tenemos sobre la juventud y una forma de entender la creación cinematográfica: más libre y abierta.
Texto elaborado por los Jóvenes Programadores Moving Cinema D’A a partir de escritos de Jonás Trueba